Convivencias - 2023
La ceramista Teresa Carvallo Rey está preparando algo nuevo. En la Casa Barco de Punta Hermosa, donde vive y tiene su taller, mete al horno piezas hechas con arcilla que serán parte de su próxima muestra “Convivencias”. Teresa Carvallo Rey integra el grupo de artistas mujeres que en los años noventa irrumpieron en el mundo del arte con obras que mostraban temas antes desplazados a lo privado, entre ellos el deseo sexual y el goce femenino. Obras suyas como “El orgasmo”, en que representa a una mujer disfrutando de su cuerpo, eran ignoradas por el público e incluso la crítica. Mejor hacer como si no existieran, no mirarlas. Lo que no se ve, no existe.

“Reclamar el erotismo femenino significó confrontar la dificultad histórica que las estructuras patriarcales habían instalado en el sistema simbólico al modular la sexualidad de las mujeres como funcional a las necesidades y expectativas del hombre”, escribe Miguel A. López, curador de la muestra “Hay algo incomestible en la garganta”, presentada en el ICPNA el año 2021, de la que Teresa Carvallo Rey forma parte con dos de sus trasgresoras piezas.

Tras 25 años produciendo obras que desafiaron tradiciones normativas familiares, religiosas y de pareja atreviéndose a contar con humor e ironía historias de mujeres contemporáneas que desacatan los estereotipos, la artista se siente lista a abrir su mente a otras cosas. Nuevos intereses la entusiasman, interpelan y motivan a crear.

“El mundo ha cambiado, hay una tendencia animalista, el feminismo está un poco manido. No me interesa repetir lo mismo”, afirma mientras bucea en internet y recorre las páginas de revistas y libros de arte en busca de imágenes de mujeres y animales que la inspiren a crear composiciones que sorprendan.


ANIMALES DE COMPAÑÍA

En su muestra “Convivencias” quiere representar situaciones reales o fantásticas de mujeres con animales de compañía, como los denomina Donna J. Haraway en su libro “Manifiesto de las especies de compañía: perros, personas y la alteridad significativa” (Sans Soleil Ediciones, 2016).

Mientras Donna J. Haraway emplea la palabra en una llamada a la reflexión sobre las especies que conviven juntas, Carvallo Rey amasa, moldea y dibuja sobre planchas de arcilla para expresarse. Este cambio de intereses no significa dejar de ser provocadora y sarcástica, es algo intrínseco a ella que transmite a las mujeres que representa.

Ellas ahora estarán en situaciones de la vida cotidiana en espacios como cocinas, tinas, patio, jardines, talleres y oficinas conviviendo con zorros, gatos, pajaritos, reptiles, perros, insectos, caracoles, búhos, peces, palomas... y alguno que otro ejemplar masculino. “Mujeres glamorosas y divertidas, no sumisas ni sometidas”, aclara la artista defensora acérrima de la independencia y el goce de las féminas.

Los animales participan de la dinámica de las personas, son miembros de la familia que dan bienestar y preocupaciones. Eso es lo que Carvallo Rey busca expresar segura de generar empatía con quienes visiten su muestra en pro de una mejor vida en común y aprovechamiento del aporte social y emocional que brindan.


CONEXIÓN ARBOREA

La naturaleza y sus procesos ha sido la musa del ser humano durante siglos y lo es en esta ocasión para Carvallo Rey. Un segundo tema a explorar son los árboles y su fascinante cadena de comunicación. Según recientes estudios están conectados por una red subterránea de hongos que les proporcionan nutrientes y ayuda a compartir recursos. Este sistema se llama "Wood Wide Web" (internet de madera) y ha sido descubierto por Suzanne Simard, Investigadora, Doctora y Profesora De Ecología Forestal en la Universidad de Columbia Británica en Canadá.

“Los árboles son bellos, nos brindan oxígeno, alimento y protegen del sol con su sombra. Al abrazarlos nos trasmiten energía. Hay toda una información poco conocida de cómo se relacionan entre ellos, un mundo con el que convivimos y desconocemos. Nuestra ciudad no puede seguir creciendo eliminándolos. No solo están matando a ese árbol sino la red de comunicación que existe con otros”, dice la artista conmovida por el desborde urbano que arrasa con la naturaleza.

En una sesión de Ayahuasca sintió que dos árboles le hablaban, por donde mire le llegan imágenes de plantas, las noticias de deforestación y asesinato de los defensores de la Amazonia la estremecen. Por ello en esta ocasión les quiere dar voz a los árboles, permitir que estos seres milenarios se manifiesten a través de su arte.

Así como en su primera individual “El deseo, muestra efímera”, en 1998, se adelantó a su época representando dinámicas familiares y situaciones cotidianas que involucran y confrontan a la mujer contemporánea, ahora busca con trabajos llenos de color, belleza y virtuosismo técnico que la gente tome conciencia sobre los árboles y reflexione acerca de la importancia de protegerlos. Son seres vivos que respiran, deciden, sienten, se protegen y se comunican entre sí. Simbolizan aspiraciones humanas, la continuidad entre generaciones y un enlace entre la tierra y cielo.
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