Las diosas en el mundo andino se constituyen en arquetipos femeninos ancestrales que conforman parte de nuestro imaginario actual. Diosas que nos transmiten la tensión entre su divinidad y su humanidad pues sus personalidades le deben tanto a
su relación con la naturaleza como a la veneración de los mortales. Se crean desde ellas mismas, no necesitan de otro para estar completas, son independientes y aman su soledad. Las diosas no tienen principio ni fin, regresan tras sobrevivir
hasta la extirpación de idolatrías, y porque son intemporales, son más actuales que nunca.